Dentro de este auge, o boom
desenfrenado (por llamarlo de una manera condescendiente) a lo que simplemente
es y ha debido ser la OBLIGACION de un gobierno serio y responsable,
encontramos que se están construyendo viviendas de manera sumamente veloz, con
muy poca planificación y además interfiriendo con el desenvolvimiento normal y
cotidiano de los vecinos de estos desarrollos habitacionales.
Al hablar de poca
planificación no me refiero únicamente al hecho de que las infraestructuras per
se, tengan detalles o defectos (he sabido de edificios a los que se les
olvidaron las ventanas, o en otros casos peores, no se dejó acometida eléctrica
y debieron ser demolidos y construidos de nuevo).
Al hablar de poca
planificación me refiero al estudio de impacto ambiental y social que conlleva
la construcción de varios edificios de esta envergadura.
Nadie se tomó el tiempo para
analizar la carga eléctrica, el consumo de agua, el impacto sobre el trafico
(ya de por si colapsado en casi toda la ciudad), generación de desechos, y el hecho de incorporar 1000 ó 2000 personas en una manzana de la noche a la mañana.
Y lo más indignante de todo
esto es ver como se han invadido con gran desparpajo las aceras y avenidas que
circundan estos nuevos edificios, convirtiendo las aceras en depósitos de
arena, cabilla, bloques, etc. Y a las calles en estacionamientos de camiones
concreteros.
¡Pobre del constructor de la empresa privada al que se le ocurra tomar toda una acera para guardar materiales de construcción mientras hace su edificio! Me imagino que mínimo, sería multado, por no decir cerrado o expropiado. Así, los transeúntes se ven obligados a caminar POR LA CALLE, arriesgando sus vidas y entorpeciendo el transito automotor porque la acera simplemente desapareció.
En esta ocasión, las fotos
fueron tomadas en las inmediaciones de la Avenida Libertador, a la altura de la calle Negrín y avenida Los
Jabillos. Sin embargo este espectáculo se repite a todo lo largo y ancho de la
capital.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario