domingo, julio 16, 2017

EL JUEGO

Este es mi primer artículo en más de un año, y además con la particularidad de ser escrito desde el exilio. Muchas son las razones para el exilio, y muchas más las circunstancias en las cuales ha transcurrido, pero eso no es el tema de este artículo. Es mucho lo que se analiza, lo que se lee y lo que se ve acerca de nuestro país, cuando estamos fuera de él. Sin ánimos de caer en el lugar común de la diatriba de “tú no estás aquí, así que no puedes opinar” puedo decir con conocimiento de causa que quizás cuando estamos afuera, y salimos de la asfixia, el aturdimiento y la toxicidad del entorno, podemos ver con un poco más de claridad los acontecimientos y sus consecuencias.

De lo que quiero hablar aquí, es de un tema que en lo particular vengo observando hace muchísimo tiempo y con bastante indignación. Y es la manera en que los opositores abordan el tema del enfrentamiento contra el adversario político.
Se (de esto no me queda la menor duda) que habrá mucha polémica por las cosas que voy a decir, muchas personas no estarán de acuerdo, y de eso se trata: de disentir, de discutir, de coincidir en algunos puntos y en otros no. Es el juego democrático y de la libertad de expresión.
Siempre se habla de “las reglas del juego”, del carácter “pacífico y democrático” de la oposición.
Permítanme hacer algunas observaciones al respecto.

El concepto de “juego” lleva ya de por sí implícito la existencia de REGLAS y de un ARBITRO, este último dicho sea de paso, respetado y obedecido por AMBAS PARTES. Esto es universal. Aplica para el futbol, el béisbol, el ajedrez, el karate y el póker por igual. Desde el primer momento que alguien decide ser parte del “juego” tiene que tener claras las reglas, y acatar las decisiones y regulaciones del árbitro.
¿Cuál es el problema que veo repetirse de manera de forma sistemática? Que el oficialismo y la oposición van a un supuesto juego, en donde cada uno tiene reglas diferentes, y lo peor, hay AUSENCIA TOTAL del árbitro. Entonces empezamos a ver cosas como marchas, concentraciones, simulacros, etc. en los cuales la OPOSICION pretende seguir jugando el juego de la PROTESTA PACIFICA y el oficialismo simplemente decide limpiarse el trasero con eso.

Entonces observamos cada vez más (especialmente en los últimos dos-tres meses) que cada marcha deja un saldo de varios muertos porque un grupo (siempre muy reducido por cierto) de oficialistas, apoyados por GNB, ejercito, PNB o colectivos (nombre muy digno para designar a una cuerda de malandros) deciden arremeter de forma violenta contra el otro grupo (generalmente MUY superior en cantidad). Todo esto sucede porque la “pacifica” oposición es INCAPAZ de defenderse, de accionar un arma, o al menos de darle un palazo o una pedrada al infeliz GNB que los ataca a quemarropa con perdigones o con una bomba lacrimógena.

Señores, esto ya no es ser pacíficos, esto es ser PENDEJOS. Esto es tan absurdo como pretender ir a una guerra, y en el momento en que el enemigo desenfunda la pistola para matarnos, decirle:” Un momento señor, yo no pienso dispararle a usted, porque YO SOY PACIFICO” y el resultado obviamente será que nos maten como a un idiota.
No se puede ser tan ingenuo, tan ciegamente apegados a los principios, tan estúpidos.
¿Hasta cuándo vamos a permitir que 15 o 20 GNB armados hagan correr a 300, 500 o más de 1000 personas? El día que esas personas enardecidas, aplasten literalmente a esos GNB que estaban cometiendo abuso contra la población civil, otro gallo cantará.

El día que esas mismas personas que se dedican a grabar con sus celulares desde el balcón de su casa, como revientan a palos 10 funcionarios a un pobre chico de 18 años, a una anciana que le destruyen el carro, se ARRECHEN y les caigan a plomo desde las ventanas, y dejen al menos a uno de esos guardias tendidos en el piso, ESE día comenzarán a cambiar las cosas. Ya está bueno de tanto abuso. Dejen de lado el romanticismo y entiéndanlo de una buena vez: aquí no hay reglas, no hay árbitro, es una guerra que hasta ahora ha sido DESIGUAL porque la oposición no ha terminado de despertar.
Recuerden que desde el momento en que las INSTITUCIONES dejaron de tener credibilidad (léase CNE, TSJ, Asamblea Nacional) esto se volvió un desastre. La Asamblea intenta aprobar una ley, el TSJ declara a la asamblea en “desacato”, etc. En fin cada quien desconoce al otro y por ende, es imposible llegar a un acuerdo por la vía pacífica, del dialogo. La INSTITUCIONALIDAD es la base de todo acuerdo que pueda llevar a una resolución pacífica del conflicto en que vivimos. La constitución reza claramente cuáles son las instituciones que pueden regular el juego, o dicho en criollo, “quien manda a quien”. Pero desde el preciso instante en que la constitución es pisoteada, ignorada y violada por alguna de las partes, el juego se termina. Al menos el juego democrático. Y es allí donde  comienza otro tipo de juego, el cual quizás no sea el que la mayoría deseáramos jugar, pero es el que hay y hay que jugarlo.

La salida señores, no será (a mi juicio) por la vía del dialogo, del entendimiento, sino por la vía de la sangre, la confrontación, la violencia. ¿Quién puede razonar y dialogar con malandros violentos? Es absurdo pensar que se puede. Habrá choque, habrá un saldo, habrá dolor…y al final, luego que se disipe el polvo, habrá la oportunidad de empezar a reconstruir PRINCIPALMENTE las instituciones. Es lo primero si se pretende reconstruir al país. Mientras esto no se asimile, no se digiera, seguiremos en lo mismo: trancazos (donde los pendejos son los que llevan los trancazos), plantones, marchas y más marchas con su respectiva cuota de muertos (solo del lado opositor).
Este es el JUEGO que se está jugando.



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