LA CULTURA DE LA COLA
En muchas ocasiones, he escrito acerca de las colas: tráfico automotor, bancos, etc. y es que la cola forma parte integral de nuestra desdichada cotidianidad. En el día de hoy, viendo en las noticias como entrevistaban a una pobre gente que hacía cola para adquirir sus entradas del juego de beisbol (hoy se da inicio a la temporada), escuché a un indignado señor diciendo: “Estoy desde las 6 de la mañana haciendo cola. Dijeron que abrían a las 9 am y son las 9:30 am y apenas están abriendo UNA de las DIECISEIS taquillas. Esto es un abuso”. Y me decidí a escribir estas líneas.
Ante todo debo empezar diciendo que en mi opinión, una cola es sinónimo de: ineficiencia, tercer mundismo, de humillación de no respeto por el tiempo de los demás.
Obviamente, hay colas que se justifican, y son perfectamente entendibles: si Placido Domingo anuncia que viene al Teresa Carreño, es entendible que se formen largas colas para adquirir las entradas. Pero un concierto, es un evento PUNTUAL, que sucede esporádicamente.
Yo me voy a concentrar en este artículo a esas BENDITAS colas, que suceden DIARIAMENTE, como si de un castigo divino se trataran. No hablaré del tráfico automotor, ya que ese es otro tema aparte, más largo, complejo y multifacético.
Me voy a referir a colas “tontas”, del día a día, que SENCILLAMENTE no tienen razón de ser.
Caso 1: BANCOS
Este es un tema que jamás dejará de sorprenderme. Los bancos fueron los pioneros (si no mal recuerdo) en implementar el famoso sistema del “numerito”. Este sistema funcionaría de mil maravillas, si no fuera por una sencilla razón (la cual jamás entenderé): nunca están trabajando todas las taquillas. ¿Alguien podría explicarme por que razón se construyen bancos con 8, 10, 12 y hasta 14 taquillas, y JAMAS funcionan todas? De verdad lo agradecería. Yo me he dedicado a estudiar el tema, he realizado mediciones, etc. en mis “ratos libres” (es decir, cuando me toca perder una mañana o tarde en el banco), y para mi asombro y rabia, siempre veo que uno hace una cola de 35-40 minutos (en el mejor de los casos), para que luego la transacción en taquilla dure como máximo 3 minutos……¡Esto es absurdo! Mi mente maneja varias posibilidades para que esto deba ser así:
La primera: Tal vez exista una ley, un reglamento en la LEY NACIONAL DE BANCOS, que les obliga a tener un cierto número de taquillas. Sin embargo, no sé si por razones de reducir costos (personal) nunca funcionan todas. Esto es una desconsideración para el ciudadano de a pie.
La segunda: a los bancos se les “exige” mantener dentro de sus instalaciones una cierta cantidad de usuarios, de lo contrario, lo consideran “improductivo” o “poco rentable” y por eso deben esforzarse, a toda costa porque siempre haya mucha gente adentro.
La tercera (probablemente la correcta): a la gerencia del banco, LE IMPORTA UN BLEDO, que la pobre gente pierda horas preciosas de su día allí adentro, y por ello no hacen el más mínimo esfuerzo por aligerar el proceso.
Caso 2: CINES
Siempre he pensado en que en algún lugar del país, se celebran una especie de OLIMPIADAS del “Cajero más lento”. Y el titulo de campeón se lo disputan entre FARMATODO y LOS CINES.
En los cines, el caso es un poco más sencillo que el de los bancos: simplemente se debe a que EL CAJERO es lento la mayoría de las veces. ¿Que tan difícil puede ser llenar un vaso de refresco, o una caja de cotufas? De verdad no lo entiendo.
Ellos adoptan la modalidad creada por Mc Donalds, en la cual aun están recibiendo el pago del cliente y ya están dirigiéndose al próximo cliente (el cual se haya bastante retirado por cierto) y le gritan: “Buenas tardes, ¿Qué desea?”
Piensan que con ese “gritico adelantado” están ahorrando preciosos minutos…..¡¡Por Dios!!
Sin embargo, debo reconocer que en la escala de lentitud en ineficiencia, los CINES son muy pero muy superiores a los BANCOS.
Caso 3: FARMATODO
Nótese que deliberadamente escribí FARMATODO y no FARMACIAS. La razón es que es en particular en esta cadena de farmacias donde el proceso es digno de estudio y análisis.
Volvemos al tema del “numerito”. Aquí también se debe tomar un número, lo cual le hace a uno creer que será atendido con prontitud. ¡¡¡ Y en realidad es así!!! A uno lo ATIENDEN rápido, lo cual no es equivalente a decir que uno SE VA rápido. Porque si bien el número es llamado, y la orden es tomada de manera rápida, a uno después lo pasan a la “caja donde se paga”, y es allí donde viene el cuello de botella. Aquí hay tantos empleados como cajas hay (punto a favor), peeeero (siempre el bendito pero) solo una o dos cajas se encargan de cobrar, las otras son solo para pedir lo que se desea. Esto, sencillamente no funciona, y si no lo creen, hagan la prueba ustedes mismos.
De paso, cuando a uno le toca pagar, no lo llaman por numero sino que empiezan a decir a VOX POPULI lo que uno está comprando: “¿LOMOTIL?” (Saben que tienes diarrea, “¿SENOKOT?” (Todos saben que eres estreñido), “¿EVIGAX?” (Todos se enteran que estas full de gases), “¿VIAGRA?” (medio mundo se entera de que tienes problemas allá abajo), “¿GINO CANESTEN?” (Sin comentarios). Que falta de tacto.
Casos de excepción:
Existen algunos casos en los cuales la cola es totalmente genuina. Simplemente se forma porque la cantidad de gente es casi inmanejable, a pesar de que todas las cajas trabajan y todos los cajeros son bastante rápidos. En esta categoría solo voy a mencionar algunos que me vienen a la mente:
GRAFITTI, EL TIJERAZO, TRAKI, PIMA COTTON, EPA, ZARA y los supermercados.
En líneas generales, según mi humilde opinión, una cola no es sinónimo de que “la comida es excelente” o que “la discoteca es buenísima”, etc. Para mí una cola es un fracaso: fracaso del sistema, fracaso de la gerencia, fracaso del personal. Punto.
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