martes, marzo 10, 2015

TODOS SOMOS MARGINALES

Todos somos marginales.  Sí, no se sorprendan, ya explicaré por qué hago semejante afirmación.
Cuando cursaba, si no mal recuerdo, 4° año de bachillerato, tenía un excelente profesor (llamado Jorge Torres) de Formación Social, Moral y Cívica (la cual llamábamos simplemente, “Cívica”). En aquel entonces, se me quedó en la mente una explicación que él nos hizo acerca de lo que eran “los marginales”.

Hasta aquel entonces, yo, al igual que el 99% de mis compañeros (y quizás muchos de ustedes hoy día) utilizábamos el término “marginal” de forma peyorativa, despectiva, para referirnos a las personas de muy bajos recursos, lo que comúnmente se denominaban “los pobres”.

Aquel gran profesor, nos dijo que “marginal” provenía de “margen”, es decir, personas que se encontraban “al margen de”, entiéndase “excluidas de” aquellas cosas que para la mayoría de la población, eran normales, o comunes. Léase: educación, vivienda, servicios básicos, asistencia médica.
El concepto, además de ser sencillo, era tremendamente (más bien brutalmente) claro y apropiado para describir tal situación. Pues hoy en día, no consigo una mejor manera de describir a lo que estamos sometidos TODOS los venezolanos, indistintamente de nuestra afiliación política, credo, nivel social o económico.

Veamos:

 Estamos excluidos (al margen de) la seguridad personal. Nadie (salvo las contadas excepciones de aquellos funcionarios de gobierno y sus allegados) puede salir a la calle con tranquilidad. Cada día son más y más los casos de atracos, robos, asesinatos, casos de sicariato, particularmente asesinatos con unos niveles de ensañamiento que jamás se habían visto en el país (cosas como, personas que las mataron de 35 tiros ó 40 puñaladas). Y ya no se trata de “zonas rojas” o de “horarios peligrosos”. No. Ya, en el caso de Caracas, es una INMENSA ZONA ROJA, donde el hampa hace de las suyas a plena luz del día, sin importar si hay niños o ancianos involucrados en el hecho, y tampoco importando si a escasos metros se encuentra algún módulo de algún cuerpo policial, o  un soldado con un fusil al hombro.

Estamos excluidos (al margen de) la seguridad alimentaria: que se puede decir de un país, donde muchísimo más del 50% de los alimentos que se consumen, son traídos de afuera. Donde solo un grupo de “privilegiados” son quienes reciben las divisas para efectuar la importación, generalmente a punta de jugosas comisiones. Porque si de algo podemos estar seguros, es de que AQUÍ, hay la plena capacidad de producir, no sé si el 100%, pero si un altísimo porcentaje de los alimentos que consumimos. Entonces, nos vemos a merced de los organismos que otorgan los benditos dólares, de las empresas importadoras, etc. etc. Esto sin tomar en cuenta la dificultad para obtener los pocos alimentos que se traen. Ya es lugar común hablar de colas, desabastecimiento, escasez e inflación.

Estamos excluidos (al margen de) la salud: para muchos venezolanos, hoy en día, ENFERMARSE es sinónimo de MORIR. Así de crudo y simple. Para muestra, no hace falta más que abrir las páginas de los principales diarios nacionales (si, esos diarios GOLPISTAS que inventan noticias para desestabilizar al pueblo), y allí encontraremos de manera muy detallada, el calvario que deben de sufrir por ejemplo los pacientes de cáncer, o los pacientes renales. Sin ir tan allá: salgan a buscar una simple aspirina, antibiótico o unos pañales, y me darán la razón.

Estamos excluidos (al margen de) la vivienda: el drama inmobiliario, no es cosa nueva, en eso estamos claros, pero lo que si es nuevo (y por nuevo me refiero a los últimos 16 años) es a la AGUDIZACION del problema, debido a la TOMA POR PARTE DEL ESTADO de las empresas que fabrican los suministros básicos para la construcción  (cemento y cabilla). Amén, de la incapacidad para gestionar y desarrollar viviendas en cantidades necesarias, de manera sostenida y de la mano con la empresa privada. Para este gobierno, la MEJOR “solución habitacional” es invadir un edificio, o en el mejor de los casos "hacerlos a la carrera en el primer lugar que se les antoje". Y con el tema de las invasiones, prefiero no extenderme por razones personales.
Precios absolutamente imposibles de pagar, a la hora de adquirir o alquilar una vivienda, también le ponen la cosa dura a los más jóvenes, que intentan iniciar una familia.

Estamos excluidos (al margen de) el esparcimiento y la diversión: hoy por hoy, el tan necesario “relax” se ha vuelto algo  poco menos que inalcanzable, para la gran mayoría de los venezolanos. Vayamos de lo sencillo a lo complejo: una familia de 4 personas (papá, mamá y dos niños) desean pasar un Sábado diferente y deciden y al cine a ver una película para niños. Los costos serían algo  más o menos así (al 10 de Marzo de 2015):





REGULAR
ECONÓMICO
TRASLADO CASA-CINE
TAXI
METRO

350,00
32,00
ENTRADAS
3D
NORMAL

634,00
360,00
CHUCHERIAS
(COMPRADAS EN CINE)
(LLEVADAS DE LA CASA)

1.000,00
500,00
COMIDA DESPUES DEL CINE
COMIDA RAPIDA
PERROS CALIENTES

1.800,00
1.000,00
TRASLADO CINE-CASA
350,00
32,00
TOTAL
4.134,00
1.924,00
SUELDO MINIMO 5.622,00
75%
34%

Esto indica, que incluso en la modalidad “económica”, UNA SOLA salida al cine con la familia, consume prácticamente un tercio del ingreso mensual familiar (esto para el caso de que solo uno de los padres trabaje, y gane sueldo mínimo). Es decir, algo totalmente DESCABELLADO e imposible de afrontar. No hablemos pues de ir a la playa, o de quedarse unos días en un hotel en la Colonia Tovar, ni mucho menos viajar al extranjero.

Estamos excluidos (al margen de) la protección jurídica: cualquier persona en el país sabe a qué están expuestos nuestros presos. Hacinamiento, retardo procesal, trato inhumano, tortura (en muchos casos), vejaciones, discriminación. En fin, caer preso es sencillamente CAER EN DESGRACIA. Los poderes están corrompidos hasta la médula y palabras como “imparcialidad” y “justicia”, se desconocen.


De las causas y razones, que nos han llevado a esto y de las formas de salir del atolladero, tal vez hable en una próxima oportunidad. Lo que si queda indiscutiblemente claro es que TODOS SOMOS MARGINALES.