TODOS SOMOS MARGINALES
Todos
somos marginales. Sí, no se sorprendan,
ya explicaré por qué hago semejante afirmación.
Cuando
cursaba, si no mal recuerdo, 4° año de bachillerato, tenía un excelente
profesor (llamado Jorge Torres) de Formación Social, Moral y Cívica (la cual llamábamos
simplemente, “Cívica”). En aquel entonces, se me quedó en la mente una
explicación que él nos hizo acerca de lo que eran “los marginales”.
Hasta
aquel entonces, yo, al igual que el 99% de mis compañeros (y quizás muchos de ustedes
hoy día) utilizábamos el término “marginal” de forma peyorativa, despectiva,
para referirnos a las personas de muy bajos recursos, lo que comúnmente se
denominaban “los pobres”.
Aquel
gran profesor, nos dijo que “marginal” provenía de “margen”, es decir, personas
que se encontraban “al margen de”, entiéndase “excluidas de” aquellas cosas que
para la mayoría de la población, eran normales, o comunes. Léase: educación,
vivienda, servicios básicos, asistencia médica.
El
concepto, además de ser sencillo, era tremendamente (más bien brutalmente)
claro y apropiado para describir tal situación. Pues hoy en día, no consigo una
mejor manera de describir a lo que estamos sometidos TODOS los venezolanos,
indistintamente de nuestra afiliación política, credo, nivel social o
económico.
Veamos:
Estamos
excluidos (al margen de) la seguridad personal. Nadie (salvo las contadas
excepciones de aquellos funcionarios de gobierno y sus allegados) puede salir a
la calle con tranquilidad. Cada día son más y más los casos de atracos, robos,
asesinatos, casos de sicariato, particularmente asesinatos con unos niveles de
ensañamiento que jamás se habían visto en el país (cosas como, personas que las
mataron de 35 tiros ó 40 puñaladas). Y ya no se trata de “zonas rojas” o de “horarios
peligrosos”. No. Ya, en el caso de Caracas, es una INMENSA ZONA ROJA, donde el
hampa hace de las suyas a plena luz del día, sin importar si hay niños o
ancianos involucrados en el hecho, y tampoco importando si a escasos metros se
encuentra algún módulo de algún cuerpo policial, o un soldado con un fusil al hombro.
Estamos excluidos (al margen de) la
seguridad alimentaria: que se puede decir de
un país, donde muchísimo más del 50% de los alimentos que se consumen, son
traídos de afuera. Donde solo un grupo de “privilegiados” son quienes reciben
las divisas para efectuar la importación, generalmente a punta de jugosas
comisiones. Porque si de algo podemos estar seguros, es de que AQUÍ, hay la
plena capacidad de producir, no sé si el 100%, pero si un altísimo porcentaje
de los alimentos que consumimos. Entonces, nos vemos a merced de los organismos
que otorgan los benditos dólares, de las empresas importadoras, etc. etc. Esto
sin tomar en cuenta la dificultad para obtener los pocos alimentos que se
traen. Ya es lugar común hablar de colas, desabastecimiento, escasez e
inflación.
Estamos excluidos (al margen de) la
salud: para muchos venezolanos, hoy
en día, ENFERMARSE es sinónimo de MORIR. Así de crudo y simple. Para muestra,
no hace falta más que abrir las páginas de los principales diarios nacionales
(si, esos diarios GOLPISTAS que inventan noticias para desestabilizar al
pueblo), y allí encontraremos de manera muy detallada, el calvario que deben de
sufrir por ejemplo los pacientes de cáncer, o los pacientes renales. Sin ir tan
allá: salgan a buscar una simple aspirina, antibiótico o unos pañales, y me
darán la razón.
Estamos excluidos (al margen de) la vivienda:
el drama inmobiliario, no es cosa nueva,
en eso estamos claros, pero lo que si es nuevo (y por nuevo me refiero a los últimos
16 años) es a la AGUDIZACION del problema, debido a la TOMA POR PARTE DEL
ESTADO de las empresas que fabrican los suministros básicos para la
construcción (cemento y cabilla). Amén, de la incapacidad para gestionar
y desarrollar viviendas en cantidades necesarias, de manera sostenida y de la
mano con la empresa privada. Para este gobierno, la MEJOR “solución
habitacional” es invadir un edificio, o en el mejor de los casos "hacerlos a la carrera en el primer lugar que se les antoje". Y con el tema de las invasiones, prefiero
no extenderme por razones personales.
Precios
absolutamente imposibles de pagar, a la hora de adquirir o alquilar una vivienda,
también le ponen la cosa dura a los más jóvenes, que intentan iniciar una
familia.
Estamos excluidos (al margen de) el
esparcimiento y la diversión: hoy
por hoy, el tan necesario “relax” se ha vuelto algo poco menos que inalcanzable, para la gran
mayoría de los venezolanos. Vayamos de lo sencillo a lo complejo: una familia
de 4 personas (papá, mamá y dos niños) desean pasar un Sábado diferente y
deciden y al cine a ver una película para niños. Los costos serían algo más o menos así (al 10 de Marzo de 2015):
REGULAR
|
ECONÓMICO
|
|
TRASLADO CASA-CINE
|
TAXI
|
METRO
|
350,00
|
32,00
|
|
ENTRADAS
|
3D
|
NORMAL
|
634,00
|
360,00
|
|
CHUCHERIAS
|
(COMPRADAS EN
CINE)
|
(LLEVADAS DE LA
CASA)
|
1.000,00
|
500,00
|
|
COMIDA
DESPUES DEL CINE
|
COMIDA RAPIDA
|
PERROS CALIENTES
|
1.800,00
|
1.000,00
|
|
TRASLADO
CINE-CASA
|
350,00
|
32,00
|
TOTAL
|
4.134,00
|
1.924,00
|
SUELDO
MINIMO 5.622,00
|
75%
|
34%
|
Esto
indica, que incluso en la modalidad “económica”, UNA SOLA salida al cine con la
familia, consume prácticamente un tercio del ingreso mensual familiar (esto
para el caso de que solo uno de los padres trabaje, y gane sueldo mínimo). Es
decir, algo totalmente DESCABELLADO e imposible de afrontar. No hablemos pues
de ir a la playa, o de quedarse unos días en un hotel en la Colonia Tovar, ni
mucho menos viajar al extranjero.
Estamos excluidos (al margen de) la
protección jurídica: cualquier persona en
el país sabe a qué están expuestos nuestros presos. Hacinamiento, retardo
procesal, trato inhumano, tortura (en muchos casos), vejaciones,
discriminación. En fin, caer preso es sencillamente CAER EN DESGRACIA. Los
poderes están corrompidos hasta la médula y palabras como “imparcialidad” y “justicia”,
se desconocen.
De
las causas y razones, que nos han llevado a esto y de las formas de salir del
atolladero, tal vez hable en una próxima oportunidad. Lo que si queda
indiscutiblemente claro es que TODOS
SOMOS MARGINALES.