Veo
con creciente preocupación, como en estos tiempos difíciles de división
política, la intolerancia y la polarización se ha incrementado exponencialmente
y permea todos los ámbitos: familias divididas, amistades terminadas, artistas
que no pueden presentarse en ciertos lugares, cantantes abucheados, actores
descalificados por quienes hasta ayer eran sus compañeros de trabajo, etc.
Ya
no se puede expresar uno abiertamente (en favor a una tendencia o la otra) en
sitios públicos (léase automercado, colas del cine, farmacias, panaderías,
metro o transporte público en general, sitio de trabajo).
Solo
quiero hacer un llamado a la reflexión y recordarles que todos seguiremos
estando aquí el día de mañana (excepto los que se vayan del país por supuesto).
Mañana
le tendrás que ver la cara al vecino chavista (u opositor según el caso) en el
ascensor, tendrás que ir a comprar el pan en la panadería del “oligarca”,
echaras gasolina con el mismo bombero de
siempre, te sentarás en tu pupitre al lado de tus mismos compañeros de
clase, irás al dentista “chavista”, entrenarás en el mismo gym, usando las
mismas mancuernas y el mismo banco que usó un “chavista”, etc. etc. etc. No
podemos fabricar una segunda Venezuela dentro de Venezuela.
No van a haber “urbanizaciones
chavistas, y urbanizaciones opositoras”, ni colegios, ni hospitales, y sobre
todo (y muy especialmente) NI MORGUES NI CEMENTERIOS para chavistas y para
opositores. Al final, todos moriremos y estaremos enterrados uno junto al otro.
Sin
hacer mención en este artículo a mi afinidad política (la cual ya mis
seguidores conocen muy bien), solo les digo que ESTO TIENE QUE ACABAR.
¿Qué
pasó con la época en que todos nos podíamos sentar a compartir y echarnos palos
juntos? Los adecos, los copeyanos, los magallaneros, los caraquistas, los que
les gustaban las novelas de RCTV y los que veían la de VENEVISION, los que
veían Radio Rochela y los que veían Cheverísimo, los que les gustaba Maltín
Polar y los que tomaban Malta Caracas, Polar y Regional, etc. etc. etc.
El
ambiente se ha tornado ya tan tenso que está afectando incluso hasta los niños,
quienes “SUPUESTAMENTE” no tienen nada que ver con la política, pero ven como
noche a noche sus padres se instalan frente al televisor, con caras de rabia o
angustia, madres que lloran, escuchan los cacerolazos y son bombardeados a cada
rato por propaganda televisiva…..nadie, escúchenme bien NADIE escapa a lo que
nos está sucediendo, y créanme: nos estamos enfermando. De rabia, de ansiedad,
de angustia, de tristeza.
Para
cerrar quiero colocar de nuevo una frase que utilicé mas arriba, y que creo que
resume el espíritu y la intención de este artículo:
“No podemos fabricar una segunda Venezuela dentro de
Venezuela”